La hepatitis es también conocida como adenovirus canino tipo 1 o CAV-1 y afecta principalmente a cachorros menores de 1 año.
Es inhalado o ingerido por el perro, entra en el torrente sanguíneo y sus objetivos son el hígado, los riñones, los ojos y las células que recubren la superficie interna de los vasos sanguíneos.
Algunos casos apenas muestran síntomas, el cachorro puede tener fiebre leve o estar ligeramente aletargado pero se recupera rápidamente en una semana, dependiendo de su sistema inmunológico. Los síntomas del cachorro son fiebre, amigdalitis, membranas de la boca y los ojos enrojecidas, vomitos, cólicos, y pueden desarrollar hepatitis crónica o edema corneal conocido como “ojo azul”.
En una fase más aguda pueden presentar hemorragias internas, problemas con el sistema nervioso central, encefalopatía hepática, en estos casos puede ser mortal en las primeras 24 horas.
No hay cura, sólo tratamiento de apoyo. La prevención es fundamental para evitar el contagio.
Visitar al veterinario para la prevención mediante la vacunación contra este virus que es muy común en los perros especialmente en cachorros. La vacuna se administrará entre las 6 u 8 semanas de vida, con refuerzo posterior según estime su veterinario.